La boda

El viernes se celebró la boda de mis cuñados. Fue un día de locos desde que nos levantamos. 

Tenía cita con la maquilladora y la peluquera a las 14:30 de la tarde y ¡jolines, si que necesité chapa y pintura! porque salí a las 16:45. 

Iba muy bien sin saber qué quería hacerme en la cabeza. Pensé peinado sin más pero con el vientazo que se levantó iba a ser como si hubiera estado metiendo toda la mañana la cabeza en la secadora, así que me llevé dos fotos de recogidos. Uno de ellos lo tenía también ella en un catálogo así que me decanté por ese. 

Ni qué decir tiene que cuando lo vi terminado me encantó.

Jamás me maquillo salvo para las bodas y, el que me conozca, sabe que me gusta ir a pocas o a ninguna. 

Cuando me preguntó el color del vestido me dijo que me pintaría los labios rojos. 

¿Rojos? ¡Pero si me queda fatal el rojo en los labios! 

"Te miro y no te veo", le faltó decir. Me sacó una foto de una chica rubia, blanquita y con los labios rojos. "Si, si, pero es que esa está muy buena".

Aún así me dejé llevar y una vez terminado el trabajo me miraba y me remiraba pensando que al llegar al hotel me pondría encima un marrón porque ese rojo... ufff no me veía. 

Conforme la peluquera iba desarrollando el peinado me iba acostumbrando y cuando me vi con el vestido ya me había hecho del todo.

El peinado y la chapa y pintura

Lo mejor de todo fue salir de la peluquería con esa indumentaria y tan puesta... 

La boda era en Las Salinas de Cabo de Gata pero antes teníamos que vestirnos los tres en un hotel en el Toyo y, después, a la iglesia. Casi una misión imposible pero eso, casi, porque lo conseguimos en el último minuto.

Llegamos justo a tiempo y el novio pisándonos los talones. Jamás me había vestido tan rápido.

Llevábamos tres días de auténtico calor, días de verano, sin nada viento pero a eso de media mañana se levantó tal vendaval que hasta parte del recogido se me soltó por un lado al salir de la iglesia, el vestido casi se me pone de gorro... Un desastre. ¡¡Ni los novios pudieron hacerse las fotos los pobres!! 

Así que no les quedó otra que hacerse fotos en el hotel y dejar la sesión para otro día en el que no se levanten las piedras del suelo.

Pero sin duda alguna las grandes protagonistas de la noche fueron mis sandalias. Nunca antes me había comprado un calzado con un tacón de vértigo tan cómodo que, sin ponérmelo ni una única vez antes, no me hiciera ni una sola rozadura.

Son de la marca Melanie, hechos en España. La pena es que al ser largo el vestido los zapatos no lucieron como merecían.

Los tacones van forrados de tela y la iglesia está en la playa. Incompatible.

De camino a la ceremonia me lié los tacones en film transparente para evitar carreras en el tacón pero... éramos los testigos de los novios y cuando me tocó subir las escaleras para subir al altar a firmar casi me mato al pisar el film que se había soltado de uno de los tacones.

Por supuesto, una vez que salimos de terreno arenoso el film fue a freír espárragos.

La boda resultó genial, como siempre, después de donar hasta los riñones en ellas terminas pasándolo bien.

Y, además, ainesvai, deleitó a los novios con una super sorpresa ¡un candy bar! Y, yo, encantada jaja. Qué cosas más ricas, por favor. Lo mejor los pop cakes, riquísimos.