Llegaron mis bikinis!

Hoy recibí una llamada de mi amiga Maribel. Mi amiga Maribel es una señora majísima, encargada del servicio de cartería de correos del pueblo.  La historia de cómo empezó esta historia daría para una entrada por sí misma, así que me limitaré a decir que gracias a ella me siento una especie de clienta vip en correos cuando toca recoger paquetes. Maribel los recibe y antes de que salgan a reparto me llama, atención personalizada, ¿qué me decís? Y me pregunta si voy a estar en casa y lo saca a reparto o si no y me lo guarda en la ofi para que pase a por él cuando quiera. Además no espero colas, los vips se acercan al mostrador, preguntan por ella y viene con nuestros paquetitos.  Genial Maribel.

Y esta mañana me llamó, y me dijo que tenía por allí un par de cosas para mí. Me habían llegado el vestido de eBay, que queda precioso, y el pedido de bikinis de Dolores Cortés que hice en VP (si queréis saber más de mi flechazo por la marca os animo a leer esta entrada de mi blog). Llegó todo correcto, pero 3 de los 5 bikinis se van de vuelta. Compré 5 porque sabía que algo le pasaría a alguno y me tocaría devolverlo, lo que no me esperaba era quedarme finalmente con sólo 2, pero vayamos por partes.

Aquí una imagen con los bikinis que más me gustaron de la venta, con círculo los que compré, y con círculo verde los que me quedo. 

Sé que eso suma 4, ¿qué ha pasado con el 5º? No, no se perdió en combate, es que era otro liso negro muy parecido al primero y no lo puse en la foto. El por qué de coger 2 negros es que primero me cogí uno y después de pagarlo me dio la sensación de que la braga era poco más grande que la goma de un tirachinas, y como si anulaba el pedido iba a perder  otro bikini del que sólo quedaba uno en mi talla pues decidí ampliar, total, sabía de sobra que no todos me iban a quedar bien. Soy realista.

El caso es que fui a por mi paquete más contenta que unas castañuelas, exultante diría yo, y en casa al abrirlo todos los bikinis me parecieron preciosos. Pero llegó el momento de probarse y, ¡pffff! Cómo eché de menos no tener el mismo cuerpo que tenía a los 18. ¡Maldito chocolate!

El primero que me probé fue el de tipo sujetador con la especie de tulipanes en verde y rosa. Al abrir la bolsa descubrí (debería haberme fijado en la descripción y directamente no lo habría cogido) que tenía push up. El push up está genial para algunas personas, pero no es mi caso. Al colocarme uno de esos parece al instante que tengo dos amigas gigantes a la altura de las amígdalas, y con la superficie en horizontal que de pronto se crea podría sujetar el libro que siempre suelo bajar a la playa (y todavía podría colocarme un abanico en el canalillo, al más pruro estilo “abuela dominguera”). Ahora que lo pienso podría hasta resultarme útil, pero queda feísimo, y la braga era minúscula, así que vuelta a la bolsa de donde nunca debió salir y al montón de los de “ejemmm, no”.

El segundo fue el de mini cuadritos con lacitos rosas, ese perfecto y al montón de los de “a ti sí te voy a pasear por la playa, guapo”.

Siguiente bikini uno de los negros, el de la braga ridícula. La parte de arriba bien, la parte de abajo tapaba lo mismo por delante que por detrás, pero no me pillaba de sorpresa, lo sospeché desde un principio. Así que ese fue directo al montón de los de “ni de coña”.

Ya sólo quedaban dos, y fui a por el otro negro. La parte de arriba bien, aunque me gustaba más la del primero, pero como la braga era más grande y me tapaba lo que yo considero que me tiene que tapar, se unió al de cuadritos.

Y finalmente el del top con las palmeras. Al sacarlo vi que tenía en la parte de arriba la palabra “Girl” escrita con unos brillantitos rosa. Mmm, eso ya le restó puntos porque me resultó un poco hortera  pero pasé a la fase 2 que viene siendo la definitiva: la prueba. La parte de arriba bien pese a los brillantes. La de abajo parecía no estar mal hasta que me dí la vuelta y admiré la estampa en el espejo.  Maaadre! Si llega a medir un milímetro menos habría jurado que era un tanga! O es porque yo tengo un trasero muy generoso (porque es así) y eso hace que tenga una perspectiva distorsionada de la realidad, y no es que sea la braga pequeña, sino que sobra culo trasero. Sea como fuere, como el bikini lo puedo devolver pero lo otro no, puse el bikini en el montón de “bon voyage”.

Ahora me arrepiento de no haber cogido el azul marino con las anclas cuando pude haberlo hecho, tengo uno con esa forma de la misma marca y creo que ese se habría quedado conmigo para hacerme compañía en las jornadas playeras de este veranito, pero qué le vamos a hacer.

Ahora a hacer un paquetito mono y recogido en el que enviar de vuelta los que no me valen y decirles:  Bye bye bikinis!