Privalia, de mal en peor

Me había prometido a mí misma que nunca más compraría en Privalia, incluso me estaba conteniendo con los remates, y eso me estaba matando. A todo esto, mi marido, anti compra por Internet, no por nada especial, es que tampoco le gusta demasiado comprar, se cogió unos zapatos, y con lo que le cuesta comprarse unos, pues estaba encantada de la vida, porque va a par cada dos años.

Le llegó el paquete hace ya unos cuantos días y él, todo feliz de la vida, literalmente como un niño con zapatos nuevos. Hasta que lo abrió y se dio cuenta de que no era su talla, Privalia se había equivocado. Qué lastimita, porque el hombre lo había hecho estupendamente, incluso había usado un bono descuento de 15 euros. Bueno, pues nada, a devolverlo. Empezamos mal, tuve que llamar porque no constaba como entregado, así que no fue por los canales habituales. Tardaron más de una semana en recogerlo y para nada en la fecha que nos avisaron desde Privalia. Una vez devueltos, la segunda tortura, nos devolvieron el importe menos el envío... otra vez a comunicarme con ellos, primero por escrito y luego me remitieron al teléfono de aludidos o afectados (porque te sientes como un inútil y son ellos los que se han equivocado). Parece que eso está resuelto, aunque en la cuenta todavía no está el dinero.

Lo siguiente es que no nos devuelven el bono regalo porque ya lo hemos gastado, el argumento es de película tonta: compraste unos zapatos mucho más baratos gracias al bono, así que ya está gastado... ya, pero yo me he quedado a 0, ni zapatos ni bono descuento y encima he tenido que trabajar, devolver el paquete y pasarme el día al teléfono hablando con Privalia. Definitivamente, la última vez, marido también lo tiene vetado, habrá que ir a la oficina del consumidor, como mínimo que trabajen un poco los de Privalia y que respondan a mis quejas y peticiones.