lunes, 16 de septiembre de 2013

Crónicas peruanas (3)

Entre unas cosas y otras he dejado de lado mis entradas viajeras. No sólo quiero compartirlo con vosotras, al menos un pedacito, sino que también quiero recordarlo para mí, ya que los viajes pasan rapidísimo, pero luego se me pasa muy lento hasta que me vuelvo a marchar.

¿Y por dónde lo dejé? Me quedé en la llegada a Cuzo. Llegada al Valle Sagrado, al centro neurálgico de nuestro viaje.
CUZCO
Después de una mañana buscando un sitio donde dormir (al final acabamos en el primero que miramos), nos dedicamos a ver Cuzco. Cuzco tiene un encanto especial, y un aire perrofláutico a lo Varanasi. Cuzco es a Perú lo que Varanasi a la India. Muchísimos turistas, y por desgracia, ha perdido algo de la “naturalidad” por culpa del turismo, pero es lo que hay…


Plaza de Armas, muy temprano.
Los dos primeros días nos centramos en Cuzco, Pisac, que es un pueblecito al que fuimos en bus, y a ruinas situadas en los alrededores de Cuzco (Tambomachay, Pukapukara...).

Cuzco desde el Cristo Blanco.

Piedra de los 12 lados, casi nada.
Todo muy bonito, Pisac es un pueblo muy pintoresco, con un gran mercadillo. De Cuzco tengo unas vistas preciosas de la ciudad.
Pukapukara, nada que ver con las ruinas que nos esperaban...
El día justo antes de marcharnos hacia Machu Picchu, tuve un percance. Bajando de las ruinas, se nos ocurrió entrara a comer a un restaurante de carretera. No sé si ya lo dije, pero la comida peruana es de las más brutalmente buenas que he probado nunca. Y se nos ocurrió comer cuy al horno. El cuy es una especia de cobaya, que una vez al horno deja de tener ese aspecto adorable que tenía vivo. Es más, se asemeja sospechosamente a una rata.
Os lo pongo pequeñito porque da bastante asquito. Me estoy poniendo mala (otra vez).

Malo no estaba (bueno tampoco), pero me sugestioné. Y mucho. Nos lo comimos, y enfilamos hacia Cuzco.
Pasadas unas horas, empecé a notar que algo iba mal… No estaba nada católica… Y en el súper, la hecatombe. Mala perdida y corriendo para el hotel. La noche toledana que me pegué yendo al baño, con el frío que hacía (porque ya os dije que la calefacción no abunda precisamente), no se la deseo a nadie. Horroroso. Y digo yo que fue sugestión, porque el parejo estaba íntegro y yo hecha un asco.

Y al día siguiente, nos esperaba una buena. Como el tren a Aguas Calientes (punto de partida al Machu Picchu) es un atraco, decidimos hacer una ruta alternativa, que ya empiezan hasta ofrecerte los tour operadores…

Esta ruta alternativa consiste en ir en un colectivo o bus hasta Santa María. Luego en Santa María se coge un taxi o coche compartido hasta Santa Teresa. De Santa Teresa se va a la hidroeléctrica. Y una vez ahí se camina SOBRE las vías del tren hasta Machu Picchu, durante unas horas (no recuerdo cuántas, tampoco muchas). 10 km, creo.
Las curvas del camino en bus.

Imaginaos yo con mi cuerpo serrano y malestar. El viaje en bus fue bastante chungo, me dolía la cabeza mucho, las curvas eran de flipar. Estuve a dieta estricta y conseguí llegar a Aguas Calientes. En Aguas Calientes encontramos hotel rápidamente. Me recompuse lo antes posible, y a dormir prontito, que tocaba madrugar.

MACHU PICCHU
A la mañana siguiente, madrugón del copón. Yo madrugo más de “vacaciones” que currando, jajaja. A las 5 de la mañana estábamos en la puerta, y en cuanto abrieron el recinto, nos pusimos a subir las escaleras (por no pagar el bus, nos hemos vuelto unos perroflautas sin remedio), una hora de escaleras, vaya sudada y yo con ese cuerpo…
Esfuerzo considerable, chequeo de mochila, unos cuantos metros más y….

Otro punto de vista de la ciudadela.

Aquí sin neblina.

Sin palabras. La primera visión del Machu Picchu a pesar de la neblina matutina fue algo que jamás borraré de mi retina. Espectacular, impresionante. Os juro que había gente que LLORABA (quizá una promesa, cualquier cosa). Se te corta la respiración.

Sin duda alguna, es de las construcciones más impresionantes que he visto nunca. Dame algo así y no los chorrocientos castillos cansinos con todo lujo… Esos pedruscos, allá arriba… una magia especial.

Estuvimos todo el día embobados, pateando entre las piedras, subiendo al monte Machu Picchu... ¿Veis la montaña de detrás, que parece una nariz? Es el Wayna Picchu. Ahí no pudimos subir. Hay un sistema de cupos, sólo cierto número de personas puede acceder al día. Justo cuando fuimos a reservarlo, dejaron de aceptar tarjetas de crédito extranjeras, y cuando llegamos a tierras peruanas, los cupos para el Wayna Picchu (más limitados que para Machu Picchu en sí) se habían esfumado.
De hecho, creo que volveré... Quiero subir ahí...

De momento, lo dejo, vaya entrada larga... Besitos!!

8 comentarios:

  1. Vane, tus crónicas son para imprimir y meter dentro de los libros de la Loney Travel, o al menos para guardar en una carpeta de referencia. No me imagino el tiempo que empleáis para organizarlo, entre el tiempo para organizarlo y los curros, se os debe de pasar el año muy muy rápido. Enhorabuena por este viaje y por los otros y espero que podáis organizar todos lo que se os apetezca hacer. Mil besos!

    ResponderEliminar
  2. Qué buenos recuerdos me trae también Perú. Cuzco me gustó mucho y Machu Pichu es impresionante, sin lugar a dudas, un lugar muy especial y ver amanecer allí no tiene precio.
    No recuerdo haber comido especialmente bien, la verdad, pero no tiene nada que ver los sitios que te llevan cuando vas en grupo de turistas. Eso si, el bicho ese no lo comí ni me lo hubiera comido de haberlo tenido delante...jajajajja.
    El mío fue un viaje cortito y además el último o penúltimo "gran viaje".

    ResponderEliminar
  3. Guau Ivy, qué valor! Es muy bonito pero veo que hace falta fortaleza física para una aventura así. Yo no podría y la imagen de la rata asada me ha matao :(

    ResponderEliminar
  4. Vane, como me suena todo lo que cuentas.

    Mi hermana va por esos lares todos los años y lo de la comida, como bien dices, espectacular. Ella dice que su gastronomía es de chuparse los dedos pero me da a mi que cuy no ha comido o no me lo ha contado jaja

    Lo de Machu Pichu, hasta que no lo ves (lo se por ella, claro), al igual que el Cañón del Colorado, no sabes lo que es.

    Si te lee, seguro que te deja comentario. Ella es una enamorada de Perú.

    ResponderEliminar
  5. Madre mía Ivy, yo me considero rara por irme de vacaciones a hacer senderismo, pero tus escalinatas no son comparables!!

    Me encantan tu forma de plantearte las vacaciones

    ResponderEliminar
  6. Buern viaje, me gustaria ir por alli. Npo he probado nunca la comida peruana pero ya ves que coincido contigo con lo del cuy, uf, asquito.

    ResponderEliminar
  7. gracias por compartirlo!! desde luego vaya envidia de viaje, es estupendo! un besazo!

    ResponderEliminar
  8. iVY, tus crónicas son mejores que Españoles por el mundo mil veces!! te transportan allí... para bolsillos como el mío es un sueño!!

    Graicas por compartir preciosa!!!

    ResponderEliminar