Mis nuevos compañeros de viaje

Viendo el problemita que me acompañará durante mi embarazo, mi querida ciática, me aconsejó la fisio que sencillamente me olvidara de los tacones, ni altos ni bajos. Vale, si, que por un día que me los ponga no me pasará nada, usaré los botines que me compré para cuando salga con los amigos. Pero como no quiero andar paticoja y con las zapatillas de trekking no voy muy decente que digamos decidí ir a comprarme unos zapatos. 

Me recorrí todo el centro con mi hermana y no encontramos nada que me resultara cómodo porque, para colmo, tengo unos pies que no admiten otra cosa que no sea zapatos "en condiciones". Pobre y delicá, mala combinación.

Nos volvíamos a casa con ¡mi gozo en un pozo! cuando nos encontramos con mis padres y nos pasamos por una zapatería camino de casa.

Vi estos zapaticos y simplemente me encantaron. Los cojo para mirarlos de cerca y los suelto como si de un bicho se tratara. ¡zape, zape!

Mi madre me mira con cara de "sepuedesaberquéestáshaciendo" y me pide que me los pruebe. Pero sólo veía el precio y pensaba: "Ay, mama mía, ¿y si me los pruebo y me quedan bien?".

Los dejo donde estaban al ver que había al lado unos que valían la tercera parte y que también me gustaban la tercera parte. Le pido el número pero no hubo suerte... Me miran mis padres y mi hermana: "¡¡¿A qué esperas para probarte los otros?!!".

Le pido mi número rezando para me resultaran tan incómodos como unos Pikolinos con cordones que me probé en otra tienda... pero, ¡horror! Me están como un guante. El pie entre algodones y mi cara lo decía todo.

Veo como los tres me miran esperando una respuesta ya que estaban a punto de cerrar.

¿Esto tiene rebaja? - pregunté con miedo esperando una grata respuesta, ya que en ningún zapato aparecía con precio rebajado.

¡Un 30%! Mira, menos da una piedra, me los llevo.
¿Os gustan?