6º día: Brujas

Tras un desayuno de auténticos gordos y dejar las bicis en el establecimiento donde las alquilamos nos dirigimos a la estación central para coger un tren destino a Brujas.

Aún no puedo entender cómo pueden llevar el aire acondicionado tan altísimo en el tren teniendo en cuenta la temperatura que hay en Amsterdam.

Tenemos que hacer trasbordo para ir hasta Brujas así que nos bajamos en la estación que nos indican. Con nuestro bocata y un refresco nos sentamos en uno de los vagones, cosa curiosa, casi vacío.

Tras comernos el bocata viene la revisora y nos informa que estamos sentados en primera clase, así que nos indica el camino a la segunda.

Javi representando la situación camino al otro vagón imitando a la mujer:

- Iros a segunda clase, pobres de mierda.

- Aquí estamos bien, gracias (como si contestara el)

Y me dice entre risas:

- Pues que se jodan que he meado fuera y he dejado las migas de pan en el vagón de primera.

Desde luego los trenes no tienen nada que ver con los nuestros, al menos con las mierdas que ruedan por Almería.
Nos bajamos en la Estación y montones de autobuses salen continuamente hacia diversos destinos.

Por favor, si alguien va a Brujas, NO os gastéis el dinero en el bus, está todo cerquísima jajaja. Pecamos de pardillos.


Todo aquello es realmente bonito, como de cuento. No quiero ni imaginarme lo preciosísimo que será de noche :-)

Realmente alucinante la cantidad de bombonerías, chocolaterías y todo lo que acaba en rías que hay allí.

Este gigantesco dragón está hecho en chocolate. Le habría arreado un bocado de buena gana, pero me contuve.


Hicimos compras de chocolate como para montar un mercado. Pero, no veas como volaron al llegar aquí, si por poco no los pruebo.

Nos paramos a merendar en un sitio donde servían unos gofres ¡PUffffffffffff! Increíbles.

- ¿A 2 euros? Corre, Javi, entra.

De nuevo otro timo.

Prohibido sentarse a comerte un gofre. ¡¡¡De 2 pasa a 8 euros!!!

Con lo agustito que lo habríamos comido de pie jaja.

Pero bueno, tampoco me duele demasiado: el sitio es bonito, el tiempo increíble y casi se nos acaban las vacaciones.

Nos ponemos a hacer fotos como los tontos sin mirar la hora.

Los trenes salen cada hora y el último es a las 8, pero decidimos cogerlo una hora antes por si hay algún incidente.



Es todo tan bonito y estamos disfrutando tanto que no nos damos cuenta que faltan 15 minutos para que salga el tren.

¡Pies para qué os quiero! Cargados de bombones nos ponemos a correr a lo Forrest Gump y conseguimos llegar a la vez que el tren. Mi cabeza parecía el culo de una luciérnaga pero al fin podríamos sentarnos.

Pues no, primera clase, ya conocida por nosotros, vacía. Y segunda clase a lo bruto, llenísimo. Tuvimos que sentarnos en el suelo. Yo pillé un cabreo que para qué porque estaba cansadísima y necesitaba sentarme pero gracias a Javi consiguió que sonriera.

Evidentemente después de tremenda paliza nos compramos la cena y comimos en la habitación del hotel.

Continuará...