Un día triste

Ayer por la tarde me dejo mi "niño", ya sabeis que ha estado muy pachuchillo pero siempre salía de todo. Ayer no pudo más. Estaba sóla en casa, me hizo un gesto con la pata y simplemente se quedó en mis brazos. Se que no sufrió, que no estaba solo en ese momento y le agradezco que me diese la oportunidad de acompañarle.

No podré hacer la foto con Ángela ni ella lo conocerá pero se que ahora volverá a correr como antes, se que hay gente allá arriba que cuidará de él y se que él cuidará de nosotros. Se que quien no tenga una mascota no lo entenderá, pero mi Xiao tenía su alma como todos y se merece su cielo lleno de praderas para correr, lagos o piscinas para nadar, mucha fruta, pescado y carne (y no ese pienso soso de diabéticos que tenía que comer).

Sin embargo, mi casa está muy vacía sin él. El viaje de vuelta de la veterinaria fue horrible, abrir la puerta y no verle, recoger su comedero, sus cosas, ... en fin. Se que no debo estar triste por mi nena, que está en mi tripa y no tengo que sufrir pero ... le extraño.

Xiao, gracias por estos 15 años, gracias por ser tan leal y noble y gracias por haber estado ahí. Te quiero.