Resultados Encuesta - La vergüenza era verde y se la comió el burro

Voy paseando por el centro. Veo una cafetería que han abierto nueva y me animo a entrar para tomarme un café. ¿Por qué no acompañarlo con unas pastas? Tienen una pinta exquisita.

Entonces, llega la hora de pagar, saco mi cartera y ¡solo hay telarañas! ¡Socorro! Ni un billete, ni una sola moneda. Rebusco por el bolso y nada.

El cajero más próximo está a dos manzanas ¡Tierra trágame! ¿¿Qué hago??

¡Dios santo! Y la cafetería hasta los topes de gente.

Ah, ya está, me escondo la cartera y grito: ¡Al ladrón, al ladrón! Hago como que me la han robado y el camarero se apiadará de mi (2%).

No va a colar, me he traído la cartera más grande que tenía en casa ¿¿Dónde me la meto?? Lo mejor será que coja el platillo del café y cante algo hasta que me pueda pagar el desayuno (2%).

Nooo, ¡qué vergüenza! Pero si yo no canto ni en el karaoke.

Me iré a la cocina de la cafetería y me ponga a fregar platos directamente (2%). Me asomo de reojo y... ¡mierda! Tienen lavavajillas. ¡Me va a dar algo!

Pienso en encerrarme en el baño y no salir hasta la hora del cierre. ¿Quién sabe? Lo mismo para entonces se les ha olvidado mi cara (4%). Pero, claro, se puede dar el caso que no y entonces ¿qué? Tendría que montar un pollo para que me echaran del local (6%).

Madre mía, pero ¿qué cosas digo? Me voy a poner a llorar como una magdalena (9%).

Ya se, haré como que estoy hablando por el móvil, me voy caminando hasta la puerta y echo a correr (9%). Si, ¡eso es!

Pero cuando estoy llegando a la puerta me toca el hombro el camarero para preguntarme si quiero tomar algo más.

Le guiño un ojo, aunque no se muy bien si es un tic nervioso o la cara dura que me ha salido ante tal situación y se me pasa por la cabeza pedirle que me pague el café. (16%) Pero el susodicho es más feo que un dolor. A ver si encima va a pensar que quiero lío con él.

Se me agudiza el ingenio, me vuelvo a mi sitio y decido pegar un moco en la taza. Le diré al camarero indignada que me traiga el Libro de Quejas y Reclamaciones (20%) y no volveré jamás.

Estoy hurgándome en la nariz buscando mi salvación y cuando voy a pegarlo en la taza veo a un renacuajo mirándome mientras le dice a su madre:

- Mamá, la señora se está sacando un moco.

Es ahí cuando me arrastro por el suelo hasta la mesa más próxima y más colorada que un tomate le ruego a un señor mayor que me pague la merienda (25%).